viernes, 29 de junio de 2012

LOS CURAS NO MIENTEN


Una distinguida dama venía en un vuelo de Italia y pidió al cura que venía al lado de ella que le hiciera un favor:


-Padre, ¿puedo pedirle un favor?


-Por supuesto, hija. ¿Qué puedo hacer por ti?


-Mire, Padre, compré una finísima plancha para el cabello para llevarle de regalo a mi mamá por su cumpleaños. Viene en caja cerrada y sé que sobrepasa el valor permitido para la aduana, y tengo miedo de que me la quiten. ¿Será posible que usted la pase por la aduana por mí? Se me ocurre que quizás, debajo de su sotana ...


-Me encantará servirte, hija mía, pero debo advertirte: No puedo decir una sola cosa que no sea la verdad.


-No se preocupe, Padre, con su investidura nadie se atreverá a revisarlo.


Al llegar a la revisión, la señora dejó que el padre pasara antes que ella. Preguntó el oficial


-Padre, ¿trae algo que declarar?


Dijo el sacerdote


-De la cintura para arriba, no tengo nada qué declarar...


El oficial de migración pensó que era una respuesta muy extraña, así que le preguntó


- ¿Y qué tiene que declarar de la cintura para abajo?


-Llevo un maravilloso instrumento diseñado para ser usado por las mujeres, pero que hasta este momento permanece sin estrenar ...


Soltando una carcajada dijo el oficial:


- ¡Adelante, Padre... El  siguienteeeeee...!